lunes, 19 de diciembre de 2011

Pan dulce clásico


Estos panes dulces no podían faltar en el blog ya que cuando los hice el año pasado (la fecha en la foto no es la de Navidad!), decidí que abriría un blog para presentarlos.. Y acá están. Es la más clásica de las recetas pero como los presenté en forma individual y decorados, quedaron originales y vistosos. Los hicimos con mi hermana y los regalamos en la cena de Nochebuena. Los envasamos en una bolsa de celofán y los atamos con una cinta dorada. ¡Quedaron realmente hermosos!! y sorprendimos a toda la familia.


Esta es la receta clásica de Pan Dulce y salen dos panes de 750 g mas o menos. Nosotras los hicimos de 300 g.

Es MUY importante que los ingredientes estén TODOS a temperatura ambiente, así que debemos sacarlos de la heladera medio día antes de ponernos a trabajar y el ambiente debe estar cálido, para que la levadura haga crecer la masa. Acá, en Argentina hace mucho calor, así que no hay problemas con eso. 

Los tres modelos inspirados en unos cupcakes de una revista
Los ingredientes que usé:
Para la esponja:

Leche   80 cm3
Levadura de panadero 40 g (o 1 sobre de levadura en polvo)
Azúcar   dos cucharadas 
Harina   1 cucharada 

Para el amasijo:

Harina   500 g 
Azúcar   80 g
Huevos grandes  3
Sal   5 g
Miel   10 g 
Manteca pomada   125 g

Sabores opcionales (pueden ser reemplazados)

(En la receta original se ponen todos juntos)

Cinzano
Licor de naranjas
Ralladura de 1 naranja
Ralladura de 1 limón
Esencia de vainilla

Frutas
Fruta abrillantada surtida   75 g
Pasas de uva sin semillas   75 g
Nueces   50 g
Almendras tostadas  50 g

Mi versión

200 g de chocolate semiamargo en trocitos o gotas de chocolate
Licor de café 
Licor de naranjas

Así se hace

Esponja:

En un bol pequeño o taza se coloca el azúcar, la cucharada de harina, la levadura y el agua a temperatura tibia. Tibia quiere decir que no nos queme la mano, porque de lo contrario quema a las levaduras. Revolvemos bien para hacer como una crema y dejamos descansar en un lugar tibio. Este proceso lleva unos 5 minutos y sirve para "despertar" a las levaduras.

Amasijo

Mientras, preparamos el resto de los ingredientes. Ponemos en la mesada la harina y hacemos un volcán. Podemos hacerlo en un bol grande (a mi me gusta amasar con mis manos, por eso no uso batidora o procesadora). 
Bueno, estábamos en el volcán... en el centro del volcán ponemos todos los ingredientes del amasijo MENOS la manteca y vamos mezclando con cuidado de que no se derrame por los bordes ni que se nos produzcan derrumbes. Una vez que los ingredientes del centro están bien mezclados, ponemos la levadura que ya para este momento debe ser pura espuma. Integramos la levadura con mucho cuidado, y a la vez, vamos mezclando este líquido con la harina. ¡Con mucho cuidado para que no haya derrames!! 
Una vez que tengamos todo mezclado amasamos para hacer el bollo y lo dejamos descansar unos 5 minutos. 
Cuando pasaron esos 5 minutos, tomamos la manteca que tiene que estar muy blanda, si  no está muy blanda,  la ablandamos aplastándola con las manos sobre la mesada. Es una chanchada, lo sé, pero es necesario. 

La textura de la masa
Tomamos el bollo que estaba de vacaciones y lo vamos mezclando con la manteca (es la madre de todas las chanchadas y parece que nunca se va a unir) y vamos golpeando la masa con manteca y todo sobre la mesada. Esto es así: tomamos la masa toda embadurnada de manteca y la levantamos unos 20 cm de altura y de ahí la tiramos con fuerza sobre la mesada. Este paso lo hacemos con cornet o con la ayuda de una espátula, es más fácil. Levantamos y golpeamos tantas veces como sea necesario hasta que la masa queda divina, de una textura que ni te lo creés y no hace falta más harina porque ya no se pega en las manos ni en la mesada. La masa absorbió toda la grasa. ¡Me salió con versito y todo! Una vez que la masa quedó espectacular, la ponemos en un bol grandote aceitado apenas y la cubrimos con una bolsa de plástico o con un film para que no se seque y la tapamos con un repasador. La dejamos así, al calor como 1 hora. Paciencia en este paso que es fundamental. Depende de la temperatura de los ingredientes, de la habitación donde se trabaja y hasta de las manos del cocinero!! Nos damos cuenta cuando la masa está cuando le clavamos el dedo y no reacciona, es decir, no vuelve a su posición normal.


Ahi la tomamos con mucho amor y la ponemos sobre la mesa. La aplastamos para desgasificar y la estiramos hasta dejarla rectangular o cuadrada. Ponemos la fruta o lo que decidimos de relleno, enrollamos y cortamos en muchos trozos. Unimos estos trozos y volvemos a cortar y unir. Esto es para que la fruta o lo que sea se desparrame uniformemente en toda la masa. Cortamos en las porciones que deseamos y ponemos en los moldes de papel. También pueden ser latas de leche, de duraznos al natural o de tomates o arvejas siempre y cuando estén bien enmantecadas y con un papel en la base también enmantecado. Dejamos leudar hasta que doble el volumen (podemos hacerlo hasta tres cuartos) y llevamos al horno precalentado a 180-200°C y con una bandeja con agua en el piso para que haga vapor hasta que estén cocidos. Mis pandulcitos eran de 300 g y demoraron 25-30 minutos en esas condiciones. Si tenés un termómetro de cocina ¡por favor, de cocina! que llegue hasta 200-250 °C o uno digital se puede medir la temperatura en el centro de alguno. Esta tiene que ser de 92 °C porque es a la temperatura que coagula la proteína de la harina que es el gluten. Que no te pase como a mi cuando empecé a experimentar en la cocina, habré tenido unos 10 años y usé el de la fiebre para tomar la temperatura del agua hirviendo!! El susto que me pegué y ni contar el reto que me dio mi mamá... experimentos... me quedé con el mercurio en la mano con lo dañino que es!!!. 
Ahora se sacan del horno, se ponen sobre rejilla y se decoran con glasé real. Una clara de huevo y 250 g de azúcar glass o impalpable, je! según donde vivas. Se bate, se agregan unas gotas de limón y se pone sobre los panes calientes.
Se decoran con lo que tengas a mano o lo que quieras. 
Nuestra decoración fue con pasta de fondant con chocolate blanco coloreado según la ocasión.

Todos los que hicimos antes de envolverlos
¡Terminé el post!!!! ¡Si llegaste hasta acá, te felicito! Pero la verdad es que vale la pena hacerlo y sorprender a nuestros seres más queridos. Y una vez que hiciste uno y te salió, le agarrás la mano y hacés un montón.


Gracias por leerme, te mando un beso enorme, feliz Navidad y que el Niño Jesús te bendiga y te regale todo lo que necesitás para ser feliz. A veces pedimos de más y solo Él sabe lo que necesitamos. Te lo digo por experiencia.
Si tenés alguna duda o querés preguntarme algo que no te quedó claro, escribime. Prometo contestar!! :D




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